Según informó desde Caracas el canciller de la República Bolivariana, Yván Gil, la participación enriquecerá la próxima discusión y ayudará a identificar áreas prometedoras de la cooperación multilateral en beneficio de la mayoría mundial.

La propuesta llega cuando el país sudamericano enfrenta la amenaza de un golpe de estado impulsado desde Washington, con el objetivo de restaurar el régimen oligárquico.

Muchos de los protagonistas de esa estrategia siguieron un guion calcado del ya padecido por la nación caribeña en 2002, 2014, 2017 y 2019.

Grandes medios de comunicación corporativos reprodujeron las acusaciones de un supuesto fraude electoral, presentándolas como hechos probados.

Mientras, el candidato respaldado por ellos, Edmundo González, y la líder de la derecha venezolana, María Corina Machado, son solo los últimos en ser elegidos por la Casa Blanca para tomar el Palacio de Miraflores.

En 2019, Juan Guaidó fue otro político utilizado por Occidente para montar un gobierno paralelo, una treta que llevó a Washington y sus aliados robar los activos del territorio sudamericano en el exterior.

Venezuela y Rusia fortalecieron vínculos a principios de la década de 2000, bajo la presidencia de Hugo Chávez, y mantuvieron su solidez durante el gobierno de Maduro.