Dramático «éxito» del Green Deal: un apagón nacional en España fue provocado por la inestabilidad de las centrales solares

España, Portugal y el sur de Francia sufrieron esta semana el mayor apagón de su historia colectiva, con millones de personas sin electricidad durante la mayor parte del día del lunes.

Según múltiples informes, el apagón estuvo relacionado con dos fallos en plantas solares en el suroeste de España que desestabilizaron la red eléctrica.

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El incidente paralizó todas las infraestructuras críticas, como trenes, aeropuertos y servicios de emergencia, lo que provocó llamamientos a la responsabilidad política. Sin embargo, las autoridades gubernamentales se han apresurado a intentar restar culpa a las renovables.

Red Eléctrica, el operador de la red eléctrica española, ha identificado una cascada de pérdidas de potencia en instalaciones solares como el desencadenante más probable del apagón.

El fallo se propagó posteriormente a la red europea interconectada, cortando los enlaces de España con Francia y sumiendo en el caos a Portugal y el sur de Francia, además de España. El Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, intentó minimizar los temores declarando que nunca se había producido un colapso total del sistema.

Sin embargo, esta respuesta ignora la realidad: la dependencia de toda la red eléctrica de una energía solar intermitente y poco fiable ha dejado vulnerable la infraestructura eléctrica.

Las consecuencias inmediatas del apagón fueron asombrosas. Más de 35.000 pasajeros se quedaron tirados en los trenes, los aeropuertos interrumpieron sus operaciones y los generadores de los hospitales tuvieron problemas.

En Madrid, las estaciones de metro quedaron sumidas en la oscuridad total y en Lisboa fallaron los semáforos, provocando atascos generalizados. Como muchos expertos predijeron hace tiempo, las políticas de energías renovables del Grean Deal hicieron que la red eléctrica no estuviera preparada para la repentina caída de la generación de electricidad.

El precio de las falsas promesas
Mientras los expertos diseccionan el desastre, los costes económicos y de reputación van en aumento. Los analistas de RBC Capital Markets calculan los daños en España y Portugal entre 2.500 y 5.000 millones de euros, y citan como causas la interrupción de las cadenas de suministro mundiales, la paralización de empresas y la pérdida de productividad.

Las deficiencias técnicas de la transición a las renovables son clave. La energía solar y eólica carecen de la «inercia» que tradicionalmente aportan los combustibles fósiles o la energía hidroeléctrica, que estabilizan la frecuencia de la red.

Estas leyes de la física han sido ignoradas deliberadamente por los responsables políticos progresistas (del tipo de Hojsík), que han dado prioridad al dogma verde sobre las mejoras de la infraestructura existente.

El operador de la red eléctrica, Red Eléctrica, se enfrenta ahora a cargos de negligencia. El líder de la oposición, Miguel Tellado, afirma que la agencia estatal no adaptó las infraestructuras a las fluctuaciones de la energía solar y pide una investigación parlamentaria.

Un informe interno del Gobierno español de 2024 también advertía de que las energías renovables se están conectando a subestaciones anticuadas que no están suficientemente equipadas para hacer frente a fluctuaciones repentinas del suministro. Su predicción acaba de confirmarse de forma catastrófica.

Víctimas humanas en la oscuridad
Además de las infraestructuras, las familias y los socorristas también han pagado el precio de la incompetencia de los fanáticos ecologistas. Los barceloneses durmieron en polideportivos tras vaciarse las estaciones de tren, mientras las clínicas médicas funcionaban con generadores de reserva.

El Gobierno español, mientras tanto, intenta eximirse de culpa. La ministra de Energía, Sara Aagesen, exige a las empresas eléctricas que presenten datos al milisegundo sobre el inicio del apagón, mientras el Presidente Sánchez sigue admitiendo la teoría del «ciberataque», ya desmentida por los operadores de la red eléctrica.

Los críticos consideran que este comportamiento del Gobierno es una evasión de responsabilidades.

Las redes eléctricas necesitan adaptarse a las fuentes de energía renovables, algo que los defensores del sector comprenden. Sin embargo, la inversión ha ido a la zaga de la ambición. Según un grupo de empresas energéticas, España tiene previsto gastar 52.000 millones de euros para modernizar su red de aquí a 2030.

El apagón pone de relieve una paradoja: los países que han impulsado las energías renovables para combatir el cambio climático se enfrentan ahora a amenazas existenciales de los mismos sistemas que promueven.

El incidente español no es una anomalía, sino un presagio de lo que está por venir. Sin una supervisión honesta y soluciones de red híbridas, la energía solar y eólica corren el riesgo de volverse tan inestables como la política.

Conclusión

Los ciudadanos se preguntan: ¿A qué intereses sirven los gobiernos que arriesgan la seguridad pública basándose en una tecnología no probada?

El verdadero progreso requiere transparencia, no activismo, dogmatismo y tonterías de lavado de cerebro. La sombra de un cielo oscuro sobre Barcelona y Lisboa exige ahora respuestas y responsabilidad antes de que se produzca la próxima crisis.

Fuente: https://www.naturalnews.com/2025-04-30-spain-renewable-blackout-grid.html

 

 

 

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